El desierto del hueco mundo, un lugar tan extenso, que no se podía encontrar alguien en tal lugar, la luna siempre presente al igual que la noche fría, algo extraño para los que lo vieran por primera vez, algo común para los hollow que habitan en el Hueco Mundo, un joven arrancar o eso aparenta, con su pelo rubio y desordenado, caminaba por aquel extenso desierto, como de costumbre se encontraba en una gran soledad, así era la forma de ser de aquel Espada, quien no aceptaba la compañía de nadie, hacer lazos de amistad o de cualquier otro tipo era algo que crea debilidades, por gran variedad de motivos era algo que no deseaba tener el Espada, conservando pocos recuerdos cuando era una persona y vivía en el mundo Humano, recuerda muy claramente, tal vez lo que tenga más claro era que también era un chico solitario. Ahora se encontraba caminado con pasos muy lentos, sin ningún destino fijo, hace un tiempo que había salido a las noches, con solo el afán de dar un pequeño paseo para tranquilizarse. Hace mucho tiempo que el arrancar no tenía un poco de acción, pero aunque así fuera, este siempre mostraba una actitud desinteresada, mostrando que nada le importaba ni le importaría jamás, pero así era su forma de ser, su esencia y por ningún motivo podría cambiarla.
Después de un tiempo de caminar de repente solo se paro, sin ningún motivo aparente, mientras solo levanto la mirada para ver el negro cielo y aquella luna tan extraña, que era su única acompañante-Que fastidio…- exclamo el espada mientras volvía a continuar su paso, dando una ligera vuelta rumbo de nuevo a su hogar las noches, aunque parecía que nada le interesaba, era algo que se podría decir de Este arrancar llamado Kenta, y eso es que siempre ha sido alguien leal, aunque no le interesen ni le llamen la atención la mayoría de los asuntos que ocurrieran, como 1° Espada debía ser responsable y hacer lo que le correspondía, algo muy extraño e interesante su motivo por volverse uno de los 10 espadas, encontrar un sentido a su patética vida ¿seria eso tal vez? Ni el mismo Kenta estaba seguro porque se unión a el ejercito a arrancar.
Pero su vida aun seguía siendo muy aburrida, seria muy posible que ni el mismo, supiera que es lo que quiere en realidad, pero en todo lo que vivió como humano y todo lo que ha vivido como un hollow, le ha demostrado que simplemente la soledad es lo suyo, que así debe ser para siempre y es su única amiga o eran eso los pensamientos del arrancar mientras que aun seguía caminando por el extenso desierto y frio, que por una ligera brisa se levantaba una gran cantidad de arena, se dirigía hacia las noches pero aun así sus pasos seguían siendo lentos, como si no le importara llegar. El futuro era algo que no se podía predecir, la forma desinteresada del espada podría llegar a cambiar, su forma calmada y tranquilizada ante cualquier situación era algo muy sorprendente para unos y para otros era posible que no.
Finalmente después de tanto caminar, el arrancar de repente empezó a moverse a una velocidad mucho mayor, había desaparecido a una gran velocidad, utilizando su veloz sonido, dirigiéndose mediante este hacia las noches, ya no quería estar en el desierto, finalmente le había aburrido como todas las veces y ni siquiera le gusto dar un pequeño paseo, solo fue un impulso del arrancar por realizar “algo” era en verdad muy extraña la forma de pensar desinteresada del arrancar, pero así era Kenta, que más se le podría hacer, mientras cumpliera con sus deberes como espada, sus compañeros y su líder estarían bien, pues sabían que la lealtad de Kenta era también una gran característica de peli-rubio, y era por ese motivo que se había ganado la confianza de muchos, y otro de los motivos para convertirse en el 1° Espada, sabiendo que no obtuvo ese puesto no solo por su fuerza.
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Tema: Un pequeño paseo 
Jue Dic 02, 2010 1:10 am